Desde mi experiencia…doce hermosos años conviviendo con
la negritud y los indígenas de la Costa oaxaqueña.
Hablar de La Tercera Raíz de México: la Negra es
algo muy delicado. Una raíz que parece bien que por su color no se ve, y anda
“olvidada”, además.
El sentido de pertenencia que esta etnia tiene, está no
solo en su color, sino en sus sones, en su música, en sus topadas, en sus
creencias, en su forma de ser y actuar, en sus costumbres, en sus danzas, como
la Danza de los Diablos, herencia africana. En su cultura. Han sido abandonados
y negados sus derechos y su condición desde su llegada a México, a pesar de su
buen actuar para nuestro País, en luchas libradas contra enemigos,
atestiguándolo Códices y Lienzos.
Cuando a México llegan los españoles, llegan con enorme
población negra, liberta y esclava, como sirvientes, ahí por el siglo XVII.
Llegaron a Oaxaca primeramente a la Mixteca alta, donde se asentaron, pues en
ese entonces estaba en jauja este lugar por ser una zona próspera y por su
comercio. Se asientan también en el Istmo de Tehuantepec y los Valles
Centrales. En esta última región, porque acá tenía muchas actividades
económicas el Marqués del Valle. Y se dispersaron por todo el estado de Oaxaca.
Y así, los españoles empezaron a poner a venta a los negros en las plazas
públicas. A los que no ocupaban.
Entonces, los ricos, los hacendados y la iglesia,
increíblemente ésta, COMPRABAN esclavos negros como sirvientes. Los precios de
cada uno de éstos, fluctuaban entre $200.00 y $500.00 pesos. Notarialmente en
Oaxaca este valor está documentado. Según su fuerza física y su edad,
inclusive, su fertilidad, eran vendidos como esclavos. En muchas ocasiones, fueron sujetos de TRUEQUE
por un pedazo de tierra. Las mujeres negras eran vendidas a veces en el mismo
precio y a veces en más. Eran cotizadas porque también eran sujetas a tener
hijos con mestizos o indígenas. Si tenían un pequeño hijo, era comprada con todo
y el pequeño. Si éste tenía ya 6 o 7 años de edad, entonces era vendido aparte
y venía la separación inevitable de la madre, arrancándoles no solamente su
niñez, sino el derecho de vivir una niñez en libertad.
Podemos entonces entender el padecimiento extremo de
violencia que vivió esta etnia arrancada de su tierra a su llegada a México.
Esa discriminación con que fueron tratados, y que hoy, bien parece que sigue en
auge.
En las encuestas gubernamentales nunca aparecen los
negros. No hay Programas de apoyo para ellos, no hay reconocimiento de esta
etnia.
Muchos, por este motivo y otros más, se avergüenzan de
ser negros y se asumen mestizos para no tener que divagar entre la pobreza
macro-extrema. No han podido encontrar la clave para defender sus derechos,
aunque algunas organizaciones no gubernamentales, como SOCPINDA A.C., han
trabajado abiertamente para el reconocimiento de la etnia y el respeto a sus
derechos, entre otros objetivos importantes.
En la zona de Oaxaca, en la Costa, cuentan con un pedazo
de tierra donde tienen su Redondo, sus poquísimas pertenencias. Tienen en común
pues, la pobreza y la marginación. Han sido desplazados, han violado y siguen
violando sus derechos a cada paso. Y de alguna forma, les han reducido a ser
“ocupados” por su fuerza física.
Los españoles tuvieron presencia en casi todo nuestro
estado, por lo que siendo los negros sus sirvientes, su presencia fue también.
Muchos esclavos negros se quedaron a vivir con sus amos, otros, huyeron de la
esclavitud, de la violencia y encontraron por los arenales, por los bajos de la
Costa Chica de Oaxaca y de otros lugares de México, un pedacito de tierra,
asentando sus comunidades, sus costumbres, su cultura. Iniciaron una vida de
extrema pobreza, pero en “libertad”. Por qué la Costa?, porque acá encontraron
semejanza de su entorno africano abandonado.
Casaron con indias o mestizas para poder engendrar hijos
libres a su nacimiento. Y así, paulatinamente, se dio el mestizaje, aunque por
éste, considero que va perdiéndose poco a poco la africanidad en Oaxaca.
Hay mucha complejidad en la zona de pueblos negros en la
Costa oaxaqueña, en términos de convivencia entre negros, indígenas y mestizos.
Sin embargo, en la práctica, un poco por la condición de los casamientos de negros
con indígenas. Y ha sido difícil, ya que en los primeros años que iniciaron
trabajos los hacendados con esclavos negros, a éstos los pusieron como
capataces de los trabajos que realizaban los indígenas, por lo que se entiende
el malestar de éstos últimos contra los negros. Y lamentablemente fue creciendo
según fueron pasando los años. Las relaciones sociales entonces, no son
precisamente buenas.
Hace algunos años, precisando, en el mes de agosto del
2007, la Unidad Regional Costa de Culturas Populares del CONACULTA en ese
entonces, en Puerto Escondido, realizamos el PRIMER ENCUENTRO DE NIÑOS Y NIÑAS
INDIGENAS Y NEGROS EN LA COSTA CHICA DE OAXACA en la comunidad de Corralero.
Fue una experiencia extraordinaria, porque nos dimos cuenta que el color no
significó absolutamente nada. Eran niños, jugando y aprendiendo, compartiendo.
La comunidad nos proporcionó hospedaje para los niños indígenas. Y comieron la
comida que comen los negros. Fue extraordinaria la convivencia de 3 días.
Ahora vemos que ese odio entre estas dos etnias, la negra
y la indígena, increíblemente se ha recrudecido, muy a pesar que las dos,
históricamente han sido abusadas en todos los sentidos, utilizadas y
vituperiadas, existe entre éstas, el racismo.
Lo que últimamente han estado haciendo, es tratando de
subsistir de alguna manera. Mayormente son pescadores y/o campesinos, aunque
también tratan de estar en algunos oficios en las cabeceras de sus Municipios como
empleados. Se les ve como albañiles, pero en muy poca cantidad. A las mujeres,
en algunos sirviendo.
Por otro lado, han iniciado luchas dentro de algunas
organizaciones de negros que les permita algún día lograr su reconocimiento,
pero no de palabra, sino con hechos. Que el gobierno realmente les atienda en
sus necesidades. Que haya programas para todos ellos.
Lamento no estar en este momento en este Festival del
Papaloapan por motivos de salud, pero mencione al principio que hablar de este
tema no solo es delicado, sino doloroso.
Quiero manifestarme como INDONEGRA que para mí, los
pueblos negros, no son afro-mexicanos, para mí, son MEXICANOS.
Les saludo con todo mi cariño, respeto y admiración a la
negritud del Alto Papaloapan.
Silvia María Zúñiga Arellanes.
Agosto 26 del 2016.
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