Desde que en 1948 se aprobó la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, la comunidad internacional ha avanzado
considerablemente en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la
xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Se han promulgado leyes de
aplicación nacional e internacional y se han aprobado numerosos instrumentos
internacionales de derechos humanos, en particular un tratado de prohibición de
la discriminación racial. Pese a que se han logrado éxitos espectaculares, como
la eliminación del apartheid en Sudáfrica, el sueño de que el mundo se vea
libre del odio y los prejuicios raciales sólo se ha hecho realidad a medias.
En tanto la tecnología acerca a los pueblos del
mundo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia
siguen asolando la sociedad. Se ha acuñado un nuevo término, el de
"depuración étnica", para describir un horror antiguo, mientras que
la ideología de la superioridad racial se ha extendido a la Internet. Incluso
la mundialización, con sus ventajas potenciales, lleva aparejados riesgos que
pueden conducir a la exclusión y a un aumento de la desigualdad, con mucha
frecuencia por consideraciones raciales y étnicas.
El mal es evidente, pero el remedio no lo es tanto.
Sin embargo, según el texto de la Declaración "Visión para el Siglo
XXI" firmada por más de 70 dirigentes mundiales en apoyo de la Conferencia
Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas
Conexas de Intolerancia que se celebrará próximamente en Durban, su principio
radica en una verdad palmaria: que todos formamos parte de una sola familia
humana. En la Declaración, que se hizo pública en la Cumbre del Milenio
celebrada el año pasado en la Sede de las Naciones Unidas, Jefes de Estado y de
Gobierno se unieron a la Secretaria General de la Conferencia, la Alta
Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson,
para reafirmar nuestra humanidad común, como demuestra la descripción
recientemente concluida del genoma humano. Este progreso nos alienta a aspirar
"al pleno ejercicio del espíritu humano, al nuevo despertar de todas sus
capacidades inventivas, creativas y morales, realzado por la participación de
hombres y mujeres en pie de igualdad". En la Declaración se insta además a
no permitir que la diversidad de razas y culturas se convierta en un factor
limitador y a entenderla, en cambio, como una posibilidad de enriquecimiento
mutuo. Según los dirigentes que firmaron la Declaración, la Conferencia de
Durban debe proporcionar las normas, las estructuras y los recursos -es decir,
la cultura- que aseguren el reconocimiento pleno de la dignidad y la igualdad
de todas las personas y el pleno respeto de sus derechos humanos.
El problema en el nuevo milenio
La Conferencia de Durban, convocada por la Asamblea
General en 1997, es la tercera conferencia internacional contra el racismo. Sin
embargo, mientras que el apartheid fue el principal centro de atención de las
conferencias anteriores, las cuestiones que se plantearán en Durban son reflejo
de las complejas formas en que los prejuicios raciales y la intolerancia se
manifiestan en la actualidad. Desde las secuelas de la esclavitud hasta los
conflictos étnicos; desde la situación de los pueblos indígenas hasta la
discriminación por razón de las creencias; desde el discurso de odio difundido
por la Internet hasta la relación entre la discriminación por razón de raza y
la discriminación por razón de sexo: en el programa de la reunión de Durban no
hay lugar para la complacencia. Del modo en que los países del mundo aborden
estas cuestiones dependerá que la Conferencia responda a las expectativas que
ha suscitado. Por su parte, la Alta Comisionada y Secretaria General de la
Conferencia, Mary Robinson, se ha comprometido a trabajar para que sea una
conferencia de acciones y no sólo de palabras. Ha dicho que la Conferencia
Mundial "será un hito en la lucha para erradicar todas las formas de
racismo", y que requerirá un mecanismo eficaz de seguimiento que permita
determinar si los gobiernos han cumplido las promesas formuladas en los albores
del nuevo milenio.
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