viernes, 25 de mayo de 2012

Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia




Desde que en 1948 se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la comunidad internacional ha avanzado considerablemente en la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Se han promulgado leyes de aplicación nacional e internacional y se han aprobado numerosos instrumentos internacionales de derechos humanos, en particular un tratado de prohibición de la discriminación racial. Pese a que se han logrado éxitos espectaculares, como la eliminación del apartheid en Sudáfrica, el sueño de que el mundo se vea libre del odio y los prejuicios raciales sólo se ha hecho realidad a medias.

En tanto la tecnología acerca a los pueblos del mundo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia siguen asolando la sociedad. Se ha acuñado un nuevo término, el de "depuración étnica", para describir un horror antiguo, mientras que la ideología de la superioridad racial se ha extendido a la Internet. Incluso la mundialización, con sus ventajas potenciales, lleva aparejados riesgos que pueden conducir a la exclusión y a un aumento de la desigualdad, con mucha frecuencia por consideraciones raciales y étnicas.
El mal es evidente, pero el remedio no lo es tanto. Sin embargo, según el texto de la Declaración "Visión para el Siglo XXI" firmada por más de 70 dirigentes mundiales en apoyo de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia que se celebrará próximamente en Durban, su principio radica en una verdad palmaria: que todos formamos parte de una sola familia humana. En la Declaración, que se hizo pública en la Cumbre del Milenio celebrada el año pasado en la Sede de las Naciones Unidas, Jefes de Estado y de Gobierno se unieron a la Secretaria General de la Conferencia, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, para reafirmar nuestra humanidad común, como demuestra la descripción recientemente concluida del genoma humano. Este progreso nos alienta a aspirar "al pleno ejercicio del espíritu humano, al nuevo despertar de todas sus capacidades inventivas, creativas y morales, realzado por la participación de hombres y mujeres en pie de igualdad". En la Declaración se insta además a no permitir que la diversidad de razas y culturas se convierta en un factor limitador y a entenderla, en cambio, como una posibilidad de enriquecimiento mutuo. Según los dirigentes que firmaron la Declaración, la Conferencia de Durban debe proporcionar las normas, las estructuras y los recursos -es decir, la cultura- que aseguren el reconocimiento pleno de la dignidad y la igualdad de todas las personas y el pleno respeto de sus derechos humanos.


El problema en el nuevo milenio

La Conferencia de Durban, convocada por la Asamblea General en 1997, es la tercera conferencia internacional contra el racismo. Sin embargo, mientras que el apartheid fue el principal centro de atención de las conferencias anteriores, las cuestiones que se plantearán en Durban son reflejo de las complejas formas en que los prejuicios raciales y la intolerancia se manifiestan en la actualidad. Desde las secuelas de la esclavitud hasta los conflictos étnicos; desde la situación de los pueblos indígenas hasta la discriminación por razón de las creencias; desde el discurso de odio difundido por la Internet hasta la relación entre la discriminación por razón de raza y la discriminación por razón de sexo: en el programa de la reunión de Durban no hay lugar para la complacencia. Del modo en que los países del mundo aborden estas cuestiones dependerá que la Conferencia responda a las expectativas que ha suscitado. Por su parte, la Alta Comisionada y Secretaria General de la Conferencia, Mary Robinson, se ha comprometido a trabajar para que sea una conferencia de acciones y no sólo de palabras. Ha dicho que la Conferencia Mundial "será un hito en la lucha para erradicar todas las formas de racismo", y que requerirá un mecanismo eficaz de seguimiento que permita determinar si los gobiernos han cumplido las promesas formuladas en los albores del nuevo milenio.



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